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Yolanda Kakabadse: “La ciudadanía ha dejado de ser ciudadana”

Yolanda Kakabadse
Quito, 1948

Psicóloga educativa de profesión, Yolanda Kakabadse es una autoridad de la lucha por la conservación de la naturaleza en nuestro país desde 1978, cuando se estableció la Fundación Natura justo antes del inicio del periodo democrático. Pero también participó en varios hitos de los últimos cuarenta años, como la promoción de la paz con el Perú y el fin del conflicto con el país vecino, el Gobierno de Jamil Mahuad del que fue ministra o la iniciativa internacional para no extraer el petróleo del Yasuní ITT en tiempos de Rafael Correa que, según revela, fue suspendido por órdenes del propio ex presidente y su secretario jurídico.

Era 1978 y los albores del sistema democrático mostraban una nueva clase política, integrada por jóvenes como Jaime Roldós y Osvaldo Hurtado, quienes llenaban al país de una nueva sensación de esperanza. También nacía la Fundación Natura, una iniciativa en la que una joven psicóloga, convencida de la importancia de la conservación de la naturaleza, tendría un papel destacado. Se trataba de Yolanda Kakabadse, quien había nacido en 1948 y recuerda de primera mano los tiempos de entusiasmo y optimismo que se vivían en el Ecuador de los primeros años de la década de los 80. 

En su casa en Quito, bajo el sol de verano serrano, recuerda que la Fundación Natura abrió sus puertas también en 1979, cuando los ecuatorianos “estábamos emocionados por la vuelta a la democracia” y el binomio Roldós-Hurtado evidenció un cambio en la adusta figura del presidente en el Ecuador. 

“La pérdida de la dinámica ciudadana es un gran atentado contra la vida de los ecuatorianos, es lo que más me duele de los últimos 40 años”

Pero en ese año empieza también la agenda ambiental a ganar terreno. En esa época, en pocos países del mundo se tomaba en cuenta la necesidad de que haya una agenda ambiental. Y en el grupo del que formaba parte Kakabadse se creó un actor importante en el Ecuador para trabajar sobre temas de ambiente, enfocado en aspectos como la calidad de vida, el aire, la disponibilidad de agua o la explotación petrolera. Pero no siempre hubo una apertura de los políticos a la nueva agenda ambiental. Entonces, como ahora, no se podía decir que había gobiernos conscientes del tema, sino más bien individuos que, desde la función pública, colaboraban con la conservación de la naturaleza, explica la ambientalista. Kakabadse recuerda que a principios de los 80 hubo una gran preocupación por el uso de agrotóxicos que se usan en el país sin control. 

Pero poco a poco se fue creando conciencia al respecto de estos temas y alianzas con funcionarios del Estado que ayudaron a solucionar algunos de esos problemas. 

Pero además de los líos ambientales, el Ecuador tenía otro problema sin resolver. Los conflictos centenarios con el Perú por el diferendo territorial. “El acuerdo de paz fue uno de los hitos más importantes de mi vida”, dice Kakabadse, quien creció mirando al conflicto con el Perú como algo inevitable que venía del pasado y que tal vez seguiría para siempre. Pero como madre, en el conflicto del Cenepa, se enfrentó a una realidad que la movilizó. Uno de sus hijos estaba en la edad de ser reclutado y el fantasma de una guerra podría significar que lo perdiera. Ella se sumó a la oferta del entonces candidato Jamil Mahuad de lograr la paz con el Perú. 

En 1993 había creado la Fundación Futuro Latinoamericano, que se convirtió en el eje de un diálogo político al que asistieron líderes de distintos sectores en lo que se conoció como los diálogos de Cusín, en Imbabura. Durante dos días, en esos tiempos en que no habían celulares, se acordó un diálogo cuya apuesta era lograr un respaldo para la búsqueda de la paz. Cuando Jamil Mahuad asumió el poder inició el proceso de paz con los peruanos, pero, estima Kakabadse, ese momento no se habría logrado sin el apoyo de los liderazgos nacionales. “La guerra era una oportunidad económica y politiquera para muchos en el Ecuador y cuando se respaldó la paz muchas de esas aspiraciones mal concebidas se acabaron. Como ecuatoriana y como mamá, creo que la paz fue uno de los momentos más importantes de mi vida”, sostiene la ecologista.

También formó parte del Gabinete del presidente Jamil Mahuad como ministra del Ambiente. Y ahí le tocó vivir, como a millones de ecuatorianos, el drama de la quiebra del sistema bancario que condujo a la dolarización. Como muchos otros, recuerda que perdió dinero en los bancos cerrados. Pero siempre tuvo la confianza de que el presidente tomaría la mejor decisión posible, dadas las circunstancias en las que se encontraba el país. “La dolarización fue una buena decisión para el Ecuador. No creo que hubiera habido otra salida diferente a la que se dio entonces, con legítimo interés para el futuro del país”, afirma.

Tras su salida del Gobierno, que fue derrocado en el año 2000, volvió a las organizaciones de la sociedad civil. Desde la Fundación Futuro Latinoamericano continuó trabajando en la resolución de conflictos socio ambientales. Ahí pudo apreciar el paulatino deterioro del sistema de partidos y la inestabilidad política que condujo al advenimiento de Rafael Correa. Nunca se sintió identificada con ningún partido político, aunque tal vez simpatizó con algunas figuras de la Izquierda Democrática.

“La guerra con el Perú era una oportunidad económica y politiquera para muchos en el Ecuador y cuando se respaldó la paz muchas de esas aspiraciones mal concebidas se acabaron”

Mientras tanto, un académico se abría camino en busca de la conquista del poder. Era Rafael Correa, a quien Kakabadse había conocido por su participación en varios eventos y foros. Dos características le llamaron la atención de él: su capacidad oratoria y argumentativa, por un lado, y su nunca desmentida arrogancia. Cuando gente del equipo de Correa se acercó a ella para pedirle su apoyo político, les respondió: “a mi nunca me ha gustado la arrogancia, es un signo de inseguridad, tratan de probar con sus actitudes lo que no pueden defender con su trabajo”, por lo que optó por no involucrarse en esa campaña.

En 2009 tuvo lo que llama “un experiencia dolorosa” con el correato, al formar parte de una comisión para promover la iniciativa Yasuní, que buscaba recaudar USD 3000 millones a cambio de que el Ecuador no explotara los campos petroleros ubicados en la zona. Ahí estuvieron también miembros del Gobierno como el ex canciller Fander Falconí o figuras de la sociedad civil como Roque Sevilla. Y Kakabadse aceptó formar parte, con la esperanza de hacer realidad esa iniciativa. Asistió con el canciller Falconí a una cumbre en Copenhague, Dinamarca, en donde se iba a anunciar la iniciativa para recaudar los USD 3000 millones. Cuando se iba a exponer la iniciativa, recibió un correo del secretario jurídico del Palacio, Alexis Mera, que prohibía hacer el anuncio público. Esto, a pesar de que el propio Correa, en una reunión semanas atrás, había dado su respaldo político a la iniciativa. “¿Por qué cambió de opinión Correa ?”, se pregunta hasta ahora la ambientalista, quien nunca obtuvo del Gobierno correísta una explicación. “Ahí se cayó la propuesta y el Ecuador perdió mucha credibilidad”, recuerda Kakabadse, quien volvió a la sociedad civil y miró de lejos el resto del gobierno del economista. 

Su balance de estos cuarenta años tiene también un saldo negativo. “En estos 15 años la ciudadanía ha dejado de ser ciudadana”, destaca, pues se consideró que debió volverse un objeto pasivo dejando al gobierno el control de los procesos sociales. “La pérdida de la dinámica ciudadana es un gran atentado contra la vida de los ecuatorianos”, afirma, “es lo que más me duele de los últimos 40 años”. 

Pero entre lo bueno destaca nuevas generaciones con nuevas ideas y creatividad, que ayudarán a vencer la corrupción. “Me encanta ver a las nuevas generaciones con sueños distintos y claridad de objetivos, buscando un nuevo Ecuador”, finaliza.

Fotos: Luis Argüello
Los primeros diálogos de la sociedad civil que abrieron el camino a la paz con el Perú los organizó por su experiencia como ciudadana y madre y su rechazo a la guerra.