Édgar Mazón: “Se ha jugado con las personas”
Édgar Mazón
Guayaquil, 1961
Estudioso de los misterios de la mente y sus recovecos más profundos, el neurólogo Edgar Mazón asegura que durante los cuarenta años de democracia los políticos jugaron con las esperanzas de la gente y con sus inteligencias emocionales. Desde los primeros años, con el optimismo que trajo Jaime Roldós, hasta los tiempos de Rafael Correa y sus promesas. Y mientras tanto, la democracia plena sigue sin lograrse en un país en donde la pobreza y las carencias no disminuyen a pesar de los tiempos de reciente bonanza, en donde los recursos no se administraron con visión de futuro ni con la perspectiva de atender los problemas reales de la sociedad ecuatoriana.
Edgar Mazón nació en Guayaquil, creció en Riobamba y estudió en Quito. Este neurólogo, neurocirujano y neurocientista se especializó en Argentina y en otros países del exterior.
Ha sido testigo del proceso democrático que se inició hace cuarenta años. Aunque su ámbito profesional está alejado de la política, ha visto como ciudadano algunos de los avances y retrocesos del Ecuador contemporáneo.
Su lectura sobre los cuarenta años de democracia está marcada por su trabajo en la mente humana. Y es que en sus consultas, el médico se enfoca en aspectos como la epilepsia, la memoria e inteligencia múltiples, la reingeniería mental y las investigaciones del sueño.
Este médico tiene varios logros académicos, como un doctorado en Medicina y Cirugía, un diploma Superior de Cuarto Nivel en Desarrollo Local y Salud, así como una especialidad en Gerencia y Planificación Estratégica de Salud, entre otros.
Tiene clara su definición de democracia: “es el enfoque en el pueblo. Pero en los últimos 40 años creo que no ha habido democracia. Nuestro país no ha vivido la verdadera democracia, porque no hemos tenido enfoques sociales, económicos, políticos y administrativos enfocados a la gente. En la última década se han visto grandes brechas que se mantienen hasta ahora”.
De su adolescencia, en los primeros años de la democracia, recuerda que el Ecuador “ha vivido de sueños” desde la época de Jaime Roldós. Pero en los años siguientes se concentró el poder económico en grupos de poder, y entre los años 1979 y 1986, mientras estudiaba en la Universidad Central del Ecuador, el galeno recuerda que había la conocida escasez de recursos en los hospitales y centros de salud del Estado.
“El acceso a las universidades siempre ha sido restringido, en la década entre 1975 y 1985 no hubo un adecuado crecimiento de las universidades. Pero sí era posible que muchas personas lograran llegar a la universidad, en especial en la salud, en la Central de Quito y la Estatal de Guayaquil”. Tras su graduación en la Central, viajó a Buenos Aires, en donde realizó una especialización.
Mientras estudiaba su carrera médica, Mazón presenció otro de los hitos que marcó a su generación: el centenario conflicto con el Perú, que se expresó en dos enfrentamientos en 1981 y 1995 y con la firma de la Paz de Brasilia en 1998.
“Era una época de militarismo y armamentismo, en donde se produjeron grandes gastos militares que perjudicaban el crecimiento socioeconómico del país”

Mazón recuerda el patriotismo que inspiraba la percepción nacional durante esos años de tensión con el país vecino. Creció, como muchas otras personas de su generación, prevenido contra la población peruana, contra la cual todos debían estar alertas. Pero también cree que hubo una “mentira” por parte de los diplomáticos en el manejo del conflicto, que también motivó el crecimiento y el desarrollo del Ecuador actual.
“Era una época de militarismo y armamentismo, en donde se produjeron grandes gastos militares que perjudicaban el crecimiento socioeconómico del país”, afirma el médico.
Eran también tiempos de miedo: a lo desconocido, a lo que nos puede hacer daño o no podamos superar. Y el caso del conflicto, se temía una posible agresión por parte del país vecino que significara nuevos daños para el Ecuador. Aunque ese miedo puede haber desaparecido, no implicó, cree el médico, que la calidad de la democracia mejorara.
Tras el fin del conflicto vino la dolarización. “La vivimos en su momento como algo muy nocivo, aunque ahora podemos pensar que es de las mejores decisiones. Vivimos la pérdida de dinero en los bancos y las devaluaciones”.
Los conflictos políticos que siguieron entre 1995 y 2005 evidenciaron un desgaste de la política. Para Mazón, la mayoría de la población nunca se sintió identificada por los partidos políticos y por ello fue muy receptiva al discurso populista de Rafael Correa y su entorno. Y el sistema de partidos, asegura, nunca tomó en cuenta ni la preparación científica ni la doctrinaria para poder acceder a nuevos espacios, lo que significó que muchas personas valiosas se alejaran de las organizaciones políticas que, poco a poco, se fueron quedando sin base social y sin cuadros nuevos. Esa fue una de las causas del colapso de ese sistema y del advenimiento de Rafael Correa y la década correísta, estima el galeno.
Como muchas de sus lecturas, Mazón las realiza desde el ámbito del estudio de la mente y su funcionamiento: “En los doce años del gobierno anterior se jugó con las emociones de la gente, y se cometieron arbitrariedades en varios ámbitos. Se jugó con las inteligencias emocionales de las personas y se cuestionó a quienes no formaban parte de ese grupo”.
Para Mazón, en lugar de avanzar el país durante los doce años de la década correísta con una correcta administración de la bonanza, buena parte de esos recursos se desperdiciaron.
Como jefe de neurocirugía del Hospital Eugenio Espejo, en donde estuvo entre los años 2010 y 2013, es decir, en el apogeo del correato, Mazón pudo constatar la compra de equipos médicos, muchos de los cuales “no se han utilizado nunca” pues se invirtió dinero durante la década pasada sin criterio ni sentido.
Al mismo tiempo, fue testigo de un nuevo enfoque de salud pública y de la academia en términos de educación de los médicos, que privilegió ciertos criterios. “En las universidades no hay posgrados, solo se piensa en la atención primaria. Si se toca el ámbito de la salud mental en el que yo trabajo, es cierto que los problemas de ese tipo se incrementan por la pobreza de la población. Es en los pobres en donde más se evidencian alteraciones psiquiátricas como ansiedad y depresión. Y lo que se hizo sobre el tema fue reducir la cantidad de hospitales y afectar las internaciones. Se le decía a la gente con problemas mentales que vuelva con sus familias cuando ya muchas familias no podían atenderlos por razones económicas”.
“Las decisiones políticas no fueron las más adecuadas sobre la salud. Se tomaron muchas decisiones tras un escritorio y por personas que no habían tenido experiencia en el área”
Al mismo tiempo, en la última década se mostró claramente la poca cantidad de profesionales de alta especialidad en el Ecuador, porque, en su criterio, se privilegió la medicina preventiva.
“Las decisiones políticas no fueron las más adecuadas sobre la salud. Se tomaron muchas decisiones tras un escritorio y por personas que no habían tenido experiencia en el área”.
Pero no todo ha sido negativo en estos cuarenta años. Aunque se vive en un país en teoría libre, las decisiones de los políticos de corte populista fueron perjudiciales en muchos ámbitos como el de la salud.
“No debemos hacerle pensar a la gente que este periodo ha sido lo mejor que hemos tenido. Se ha jugado con las personas y se les ha hecho creer en utopías que no son verdad. Pienso que se debe volver a hablar de familia, a enseñarse a respetar las religiones, así como los valores familiares y de la amistad”. Otro cambio sustancial es volver a retomar la memoria y su uso, más allá de la internet y los celulares inteligentes.
La COVID planteará nuevos desafíos para el país -advierte Edgar Mazón- y nos obligará a “retomar cosas tan sencillas como lavarnos las manos, ponernos alcohol, cuidarnos entre nosotros, son cosas simples que nos está enseñando esta nueva enfermedad”.